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Editorial

El camino a la conciencia superior

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Un examen sobre cómo el seguimiento de los principios hindúes desarrolla el carácter refinado que se requiere para pasar del enojo y el miedo a los estados de mente elevados.

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Por Satgurú Bodhinatha Veylanswami

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No es poco común el escuchar a los hindúes preguntar retóricamente: “¿No son todas las religiones prácticamente iguales?”. De hecho, se puede escuchar a gente de todas las fe preguntando esto. Una afirmación relacionada hace eco de este sentimiento: “El vivir una vida virtuosa y el ayudar al prójimo es la esencia de todas las religiones, ¿no es así?”.

El estudio por parte de nuestros editores sobre las principales religiones del mundo, y que se presenta en la sección de “Educational Insight” de esta edición, encuentra similitudes pero también diferencias significativas entre las religiones. Al presentar información sobre las religiones del mundo en informes breves y fáciles de comparar, el artículo busca desvanecer “el mito de que todas las religiones son una, que todas buscan llevar a sus adherentes por los mismos medios a la misma Realidad Última”. No es así, como lo mostrará la revisión meticulosa del artículo.

Por ejemplo, desde la perspectiva hindú, no es la consecución del cielo lo difícil. El reto es permanecer ahí, como se explica en el Mundaka Upanishad. Después de la muerte, aquellos que llevaron a cabo rituales diarios y trabajo humanitario, se ganan la gracia del acceso al cielo. Sin embargo, el mérito de sus buenas obras tarde o temprano se agota, y una vez más nacen en la tierra. El Upanishad ofrece dos maneras de permanecer en el cielo y tarde o temprano trascender ese reino y fusionarse con la unidad eterna de Dios. El primero es el logro de una mente serena y del control de los sentidos, lo cual lleva ala renunciación de mundo y la aceptación de un gurú capaz de guiar a los buscadores hacia la Realización de Dios. El segundo camino es el retirarse al bosque, en nuestra tercera edad, para vivir en solitario, llevando a cabo austeridades intensas y la adoración de una Deidad. Para la mente hindú hace sentido que el lograr una estancia permanente en el cielo requiere más que una vida virtuosa y actos humanitarios.

Como menciona el artículo: El hinduismo es una religión mística, que lleva al devoto a experimentar personalmente la Verdad dentro de él, alcanzando finalmente la cima de la conciencia donde el hombre y Dios son uno”. La versión de Wikipedia, ligeramente editada por mí, dice así:

“Higher consciousness, superconsciousness and God-consciousness are expressions used in Hinduism to denote the consciousness of a human being who has reached a higher level of development and who has come to know reality as it is.… Evolution in this sense is not that which occurs by natural selection over generations of human reproduction but evolution brought about by the application of spiritual knowledge to the conduct of human life, and of the refinement of the mind brought about by spiritual practices. Through the application of such knowledge to practical self-management, the awakening and development of faculties dormant in the ordinary human being is achieved. These faculties are aroused by and developed in conjunction with certain virtues such as lucidity, patience, kindness, truthfulness, humility and forgiveness toward one’s fellow man—qualities without which higher consciousness is not possible.”

“La conciencia superior, la superconciencia y la conciencia de Dios son expresiones utilizadas en el hinduismo para referirse a la conciencia del ser humano que ha alcanzado un nivel superior de desarrollo y que ha llegado a conocer la realidad tal como es…. La evolución en este sentido, no es lo que ocurre por selección natural durante generaciones de reproducción humana sino la evolución que proviene de la aplicación del conocimiento espiritual a la conducta de la vida humana, y del refinamiento de la mente a través de prácticas espirituales. Mediante la aplicación de dicho conocimiento a una auto gestión práctica, se lograr el despertar y desarrollo de las facultades latentes en el ser humano ordinario. Estas facultades se despiertan y se desarrollan en conjunto con ciertas virtudes como la lucidez, la paciencia, la amabilidad, la honestidad, humildad y el perdón hacia el prójimo; sin estas cualidades la conciencia superior no es posible”.

Veamos más de cerca la palabra conciencia. Nuestro diccionario del Himalayan Academy la describe como: “percepción, percatación, aprehensión. Hay varias capas o niveles de conciencia que van desde la ordinaria, la conciencia diaria de nuestro cuerpo y mente, hasta los estados omniscientes de la superconciencia. La conciencia que se percata sólo de sí misma es la Conciencia Pura”.

Los principios y prácticas del hinduismo están diseñadas para ayudarnos a ascender a niveles cada vez más altos de conciencia, yendo de los estados negativos a los positivos, de estados positivos a estados creativos y de estados creativos al conocimiento divino, el estado más alto, el cual es la conciencia unitiva del alma y Dios. Esto sucede en pequeños pasos, en un enfoque gradual, en un periodo de varias vidas.

Los hindúes trabajan en superar los estados de conciencia negativa más comunes: el miedo y el enojo. Mi gurú, Sivaya Subramuniyaswami, proporcionó varias técnicas para reducir, y luego eliminar por completo, estas poderosas fuerzas instintivas. Enfatizó el culto al Señor Ganesha, el benevolente Señor de los Obstáculos con cara de elefante: “El culto al Señor Ganesha es inmediato. Uno sólo tiene que pensar en Su forma para contactar con su siempre presente mente. Nuestro gran Dios Ganesha se sienta contentamente sobre su chakra muladhara. Este chakra controla las fuerzas de la memoria dentro de cada criatura. El culto a Él fortalece tu memoria, forma el carácter y trae el conocimiento del interior. También te protege de las fuerzas inferiores que residen en los poco conocidos chakras que están por debajo del muladhara. Estos chakras oscuros gobiernan el miedo, el enojo, los celos y el pensamiento confuso que se centra en la auto preservación”.

El progresar a través de los niveles de conciencia aplicando los principios y prácticas hindúes, tiene similitudes con la idea moderna de auto superación . También tiene algunas diferencias importantes. Agrega a Dios y al alma como elementos centrales. También incluye el marco mayor de tiempo requerido por la reencarnación. Esperamos que estos cambios tengan lugar en varias vidas, y sabemos que tenemos todo el tiempo que necesitemos para lograr nuestras metas.

Como en todo sistema de auto superación, es importante iniciar desde el principio. En el enfoque hindú, esto significa enfocarnos en nuestra conducta y el asegurarnos de que sea acorde a los ideales dhármicos. Un lugar apropiado para iniciar es el superar los patrones instintivos básicos, los cuales pueden considerarse que pertenecen a los chakras inferiores. Las diez restricciones clásicas, llamadas yamas, delinean las cualidades que nos ayudar a controlar las tendencias de la conciencia inferior: el no herir, la veracidad, el no robar, la conducta divina, la paciencia, la firmeza, la compasión, honestidad, el apetito moderado y la pureza. Al afianzarnos en éstas, se pueden desarrollar más refinamientos del carácter, como el valor, laboriosidad, alegría, observación y respeto. Esta evolución de carácter es un movimiento natural de la conciencia inferior a la superior.

El carácter es la suma total de las cualidades morales y mentales distintivas de un individuo. En el camino espiritual, la primera fase del esfuerzo es construir, mejorar y transformar nuestro carácter.

La importancia fundacional del carácter no se limita a la religión. Una escuela moderna de salud mental, llamada Psicología positiva, dice: “Hemos descubierto que hay un conjunto de fortalezas humanas que son las defensas más probables ante la enfermedad mental: el valor, optimismo, habilidades interpersonales, ética de trabajo, esperanza, honestidad y perseverancia. Mucha de la labor de prevención será el crear una ciencia de la fortaleza humana cuya misión será el promover estas virtudes en los jóvenes”. (Profesor Martin Seligman, Universidad de Pennsylvania, 1998)

En adición a cultivar esas fortalezas humanas, podemos renunciar a acciones motivadas solamente por deseos egoístas – acciones que nos dan placer adicional, riqueza o posesiones pero que no hacen nada por nuestra familia, amigos o asociados.

El buen carácter tiene su raíz en el deber. Todos tenemos ciertas obligaciones que cumplir. Las obligaciones de aquellos que siguen el camino de la vida familiar en el hinduismo cambian con la edad. A esto se le llama ashrama dharma. Por ejemplo, en el segundo ashrama grihastra, edad 24-28, el foco principal es el criar una familia y el realizar una carrera. Algunos piensan que la vida espiritual nos aparta del mundo y de nuestros obligaciones en él, pero, de hecho, el deber bien realizado madura la búsqueda espiritual y las prácticas espirituales intensifican la realización del deber.

Aquellos que sinceramente se esfuerzan por la conciencia superior pueden agregar nuevas actividades a la vida que son puramente desinteresadas, el ayudar a otros de maneras verdaderamente generosas, sin ninguna expectativa de pago, regalos, adulación o prestigio. Esto es lo que hace madurar a nuestro carácter. Frecuentemente, tal servicio se realiza en el templo o ashram, pero es sabio y prudente el extender ese altruismo tan ampliamente en nuestra vida como podamos, como el ayudar a otros en el trabajo más allá de lo que se espera, de buena gana y sin queja.

El servicio desinteresado tiene una profundidad adicional cuando involucra sacrificio, el renunciar a una posesión preciada, sea dinero, tiempo, inteligencia, un objeto físico y el manifestar un bien mayor. El sacrificio es similar a la caridad pero tiene un toque de abnegación, como el ayuno por un día y el dar el dinero que ahorramos a una institución hindú o el cambiar una vacación costosa por una más económica y el donar el ahorro a la caridad.

El desinterés, el deber y el superar el miedo y el enojo es parte del gran y difícil trabajo de transformar nuestra naturaleza. Al lograr estos, de manera natural somos conducidos a las prácticas de devoción y a las disciplinas meditativas. El culto, meditación y los varios yogas abren nuevas posibilidades para refinar el carácter y elevar nuestra conciencia. El enfoque gradual del hinduismo hacia el misticismo requiere paciencia. Si se entiende correctamente, este enfoque nos bendice con el conocimiento gratificante de que estamos haciendo progresando de manera tangible hacia la meta final de la realización de Dios, y aparta cualquier sensación de frustración por no haberlo logrado aún.