Afrontando eventos negativos

Reflexiones sobre cómo a gente buena le pueden pasar cosas malas y una visión sobre cómo lidiar de manera positiva con las dificultades de la vida.

Por Satgurú Bodhinatha Veylanswami

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A través de los años he conocido a varios hindúes que no han podido aceptar eventos recientes negativos como algo que debió haber pasado en su vida. Se lamentan: “Nuestra familia ha vivido una vida virtuosa y obediente y eso debió de haber alejado de nosotros todos los eventos negativos. Esto es algo que no debió de habernos pasado”. En casos extremos, su fe se ha visto sacudida por su inabilidad para responder la pregunta: “¿Cómo puede Dios permitir esto?”. La respuesta que doy resuelve esta duda en términos de un concepto clave hindú: el karma, el cual definimos de esta manera en nuestro diccionario:

Karma: “Acción”, “Acto”. Uno de los más importantes principios del pensamiento hindú, el karma, se refiere a: 1) cualquier acción o acto; 2) el principio de causa y efecto; 3) una consecuencia o fruto de la acción (karmaphala) o “post-efecto” (uttaraphala) que, tarde o temprano regresa al hacedor. Lo que sembramos, consecharemos en esta vida o en vidas futuras. Actos egoístas y de odio (papakarma o kukarma) nos traerán sufrimiento. Actos benevolentes (punyakarma o sukarma) nos traerían reacciones amorosas. El karma es una ley neutral del cosmos interno que se auto perpetúa, así como la gravedad es una ley impersonal del cosmos externo.

Algunas religiones enseñan que Dios otorga recompensas y castigos por las acciones de uno. El hinduismo, sin embargo, explica que todo se maneja a través de la ley del karma. Me gusta comparar el karma con un programa o juego de computadora. Dios ha creado un programa informático y lo ha instalado en el universo. Este programa contiene todas las acciones humanas posibles y los “frutos de la acción” correspondientes.

Nuestras acciones en vidas pasadas han creado frutos kármicos, algunos de los cuales se experimentarán en esta vida. Es como si dentro de nosotros hubiera un gran imán que atrae estas experiencias a nosotros, tanto positivas como negativas. El vivir una vida buena y dhármica en el presente no es suficiente para eliminar totalmente los frutos kármicos negativos que se crearon en vidas pasadas. Sin embargo, el realizar servicio desinteresado (seva) puede suavizar proactivamente la intensidad de los karmas que aún están por experimentarse.

Cuando no aceptamos lo correcto de un evento negativo, nos perturbamos y distraemos Esto consume muchos de nuestros recursos mentales. El aceptar el hecho como nuestra propia creación, por el contrario, hace que la perturbación y distracción se devanezcan gradualmente.

Una respuesta común a un evento negativo es el enfocarse en aquellos que estuvieron involucrados. Es parte de la naturaleza humana el estar molestos con ellos y, posiblemente, planear como devolverles el daño, el tomar cierta forma de venganza. Estas respuestas claramente nos llevan a una angustia mental adicional, a la vez que perdemos de vista el punto principal: estabas destinado a vivir esta experiencia como un “fruto del karma”, tu propio karma auto creado. Si estos individuos no te tratan mal de esta manera, otros lo harán en el futuro. El karma, como la gravedad, es un principio que nunca falla, no puede evitar por completo.

Mi gurú, Sivaya Subramuniyaswami, hablaba firmemente contra culpar a otros: “Cada vez que culpas a otra persona por lo que te pasó, o repartes culpa de alguna manera, dite a ti mismo ´Este es mi karma que vine a enfrentar. No vine a este cuerpo físico solo para culpar a otros de lo que me pase. No nací para vivir en un estado de ignorancia creada por la inabilidad de afrontar mi karma. Vine aquí para desarrollarme espiritualmente, para aceptar los karmas de esta y todas mis vidas pasadas y para lidiar y manejarlos de una forma apropiada y maravillosa´”

El no culpar a otros es el primer paso. Para dar el segundo paso, borrar cualquier resentimiento hacia aquellos que te maltrataron; puedes seguir este consejo magnánimo del Tirukural: “Si devuelves la amabilidad por las lesiones recibidas y olvidas las dos, los que te hicieron daño serán castigados con su propia vergüenza.”

El ser receptor de un “fruto de la acción” negativo ofrece la oportunidad de aprender de la experiencia. Somo tratados por otros de la misma manera que tratamos a otros en el pasado. Si en el pasado estafamos dinero a un socio comercial, algún día tendremos la misma experiencia, no inmediatamente, pero al tiempo. El karmaphala, lo que los jóvenes pudieran llamar “merecido”, nos forza a experimentar lo que las víctimas de nuestras acciones sintieron cuando los maltratamos. Esta comprensión puede ser seriamente perturbadora y alteradora, motivándonos a nunca más estafar a otros. De esta manera, el karma es nuestro maestro. Nos enseña a entender mejor las consecuencias de nuestra conducta y, si estamos atentos, mejorarla.

Gurudeva habló de la importancia de aprender de nuestras experiencias: “Las leyes básicas de la vida son tan simples que mucha gente no les prestan atención. ¿Por qué? Generalemente porque las oportunidades de fallar estas pruebas son tan abundantes que generamos muy buenas razones para no prestar atención a nuestras lecciones. ¿Debemos decir que es normal reprobar estas pruebas? Sí ¿no es cómo obtener una nota no aprobatoria en una boleta escolar, no pasar unos exámenes y tener que repetir el curso de nuevo? Debemos aprender de nuestras experiencias o nos encontraremos repitiéndolas una y otra vez”.

Otra pregunta que los hindúes me hacen regularmente es: “¿Por qué hay tanta violencia en el mundo hoy en día?”. La forma más extrema de esta desafiante pregunta es: “¿Cómo puede Dios existir si hay tanta violencia en el mundo?”.

La página de Wikipedia llamada “Lista de conflictos armados actuales” contiene 60 conflictos activos de grande, mediana y pequeña escala. La causa de estos conflictos armados no tiene nada que ver con Dios. Tiene todo que ver con el ser humano Desafortunadamente, aún hay un grado significativo de tribalismo en el planeta. El tribalismo se define como “una conciencia o lealtad tribal, especialmente la exaltación de la tribú sobre otros grupos”. En otras palabras, los individuos involucrados en el conflicto quieren que las creencias, cultura, lenguaje, etc de su grupo sean seguida por otros. Existe una falta de tolerancia por otras formas de vida.

En contraste, muchos países hoy en día son conocidos por su sentido de pluralismo, definido como “un estado de la sociedad cuyos miembros de diversos grupos étnicos, raciales, religiosos y sociales mantienen y desarrollan su cultura tradicional o intereses especiales dentro de los confines de una civilización común”.
Mi consejo es el adoptar la perspectiva de que la violencia y los conflictos bélicos no tienen nada que ver don Dios; surgen de individuos que tienen creencias tribales. El tener esta visión puede quitarnos la perturbación mental causada por el alto nivel de dolor que vemos cada día. Mi gurú enseñó: “Obtén primero la perspectiva de que es un mundo maravilloso, que no hay nada de malo en el mundo”.

Dos perspectivas claves hindúes más pueden ayudarnos a afrontar las dificultades de la vida: 1) Los hindúes no aceptan el concepto de que algunos individuos son perversos y otros buenos. Los hindúes creen que cada individuo es un alma, un ser divino que es inherentemente bueno. 2) El mundo entero es una familia, “Vasudhaiva kutumbakam.”

Casi todos en el mundo está orientado a la familia. La meta de la mayoría del esfuerzo humano es para beneficiar a los miembros de nuestra familia. Queremos que sean felices, exitosos y realizados religiosamente. Cuando definimos familia como el mundo entero, deseamos que todos en el mundo sean felices y plenos.
En conclusión, los eventos negativos van a seguir ocurriendo en nuestra vida como los frutos de nuestras acciones, de esta y vidas pasadas, que están siendo magnetizados hacia nosotros por la ley del karma que nunca falla; pero estos eventos no tienen que ser una fuente de perturbación, distracción y dudas sobre Dios y de culpar a otros. Más bien, tenemos que aceptarlos como nuestro karma auto creado, aprender de las dificultades de la vida para evitar repetir el ciclo de nuevo. Y en lo que respecta al mundo, podemos aceptar lo que sucede como el desarrollo del tribalismo restante, a medida que la conciencia de masas se desplaza gradualmente hacia un pluralismo global. También podemos ser proactivos al compartir nuestra creencia hindú en la divinidad de todas las personas y la perspectiva de que todo el mundo es una sola familia.

 
अयं बन्धुरयं नेति गणना लघुचेतसां उदारचरितानां तु वसुधैव कुटुम्बकं  Ayam bandhurayam neti gaṇanā laghuchetasām udāracharitānām 
tu vasudhaiva kuṭumbakam.

“Sólo los hombres pequeños discriminan diciendo: ‘Uno es mi pariente, el otro un extraño´. Para aquellos que viven magnánimamente, el mundo entero constituye una familia”. Maha Upanishad, Chapter 6, Verse 72.

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