Una perspectiva hindú de la conciencia plena

Aunque la conciencia plena se ha redefinido para objetivos seculares populares, su intención original espiritual no ha cambiado.

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Por Satgurú Bodhinatha Veylanswami

Conciencia plena. Yoga. Meditación. Tan similares como son, tienen diferencias importantes. De todos ellos, la conciencia plena está en ascenso en la cultura popular, aunque los otros han acumulado un mayor número de seguidores con el tiempo. Una búsqueda en Google arroja 1.2 mil millones de resultados para yoga, 415 millones para meditación y 207 millones para conciencia plena (mindfulness). Como se sabe comúnmente, el yoga se originó en el hinduismo y aún es una parte integral de él; aunque en la cultura popular de hoy se le ve como una práctica secular que generalmente se limita a la salud física y a la reducción de estrés. Originalmente, y aún es así en la India, tiene un papel espiritual más profundo como una disciplina integral óctuple conocida como raja yoga. La conciencia plena ha seguido un camino similar. Con orígenes en el hinduismo, se convirtió en un elemento clave en la meditación budista y, en la cultura popular de hoy se le considera en gran medida como una disciplina no espiritual, que se usa para apoyar la gestión de emociones, reducir el estrés y enfocar su mente.

En el enfoque hindú, el manejo de las emociones, la reducción de estrés y el enfoque mental mejorado son metas importantes. Sin embargo, son objetivos de nivel principiante. El término sánscrito smriti, que significa recordar, habla de la idea de ser conscientes, recordándonos a nosotros mismos y nuestra relación con lo que somos conscientes de, el estar presentes en eso. La conciencia plena es una práctica preparatoria para el raja yoga, la cual lleva al logro avanzado de estados superiores de conciencia y, finalmente, la unión con lo Divino como la conciencia amorosa y omnipresente dentro de nosotros. Estos estados místicos no son parte de la definición laica actual de la conciencia plena.

Un artículo publicado el 5 de abril del 2019 del New York Times, muestra que tanto el entrenamiento en conciencia plena se ha alejado de sus raíces meditativas hindúes. “La conciencia plena (mindfulness), la práctica de utilizar técnicas de respiración, similares a aquellas que se usan en meditación, para enfocarse y reducir la distracción ; está ganando terreno en el ejército de Estados Unidos y en el de un puñado de otras naciones. Este invierno, soldados de infantería de la armada en Schofield Barracks en Hawaii empezaron a usar conciencia plena para mejorar sus habilidades de tiro. Por ejemplo, enfocarse en cuando jalar el gatillo en medio del caos y evitar daños civiles innecesarios”. El artículo continúa listando unos cuantos países que también están brindando este entrenamiento a su ejército. Existe conciencia plena para atletas de élite, para actores en películas, para chefs Michelin y para niños de 3 años en guarderías. Es a la vez trágico e irónico que esta disciplina espiritual haya sido adaptada como una herramienta para entrenar a soldados para disparar mejor al enemigo.

¿Qué es exactamente la conciencia plena? El Programa de Psicología Positiva de Holanda ofrece una definición concisa: “La conciencia plena es atención en el aquí y en el ahora”. Dicho de otra manera, es el dirigir toda nuestra atención a lo que está sucediendo en el momento presente sin permitir que la mente piense sobre ello o se distraiga en otra cosa. Por ejemplo, al realizar tareas simples como el preparar una comida o lavar el auto, la mente completa está en esa tarea. Al escuchar a un amigo explicar lo que hizo ayer, nos enfocamos 100% en nuestra mente en lo que se está diciendo, sin permitirnos pensar en otra cosa al mismo tiempo. Al comer, nos enfocamos en experimentar los diferentes sabores y texturas de cada platillo.

En las enseñanzas de mi gurú, Sivaya Subramuniyaswami, la atención es el primer paso en las prácticas mentales progresivas de raja yoga; lo que él definía como atención, concentración, meditación, contemplación y unión con lo divino. Describía la atención como el mantener la conciencia fija, centrada en una sola área de la mente. “La atención es conciencia suspendida como un colibrí sobre la flor. No se mueve. La flor no se mueve, y la conciencia se vuelve consciente de la flor, tranquila. El sistema nervioso entero del cuerpo físico y las funciones de la respiración tienen que estar en cierto ritmo para que la conciencia pueda permanecer suspendida como un colibrí sobre una flor. Dado que el cuerpo físico y nuestra respiración nunca han sido realmente disciplinados en alguna forma, tenemos que empezar respirando de forma rítmica y diafragmática, para que exhalemos el mismo número de veces en las que inhalamos. Después de que hacemos esto por un lago periodo de tiempo y podemos empezar hoy, entonces el cuerpo y el sistema nervioso está entrenado, responde y la conciencia se mantiene en atención”.

He aquí un ejercicio de conciencia plena que involucra observación detallada de nuestro entorno. Haz una caminata, idealmente en la naturaleza. Observa cada detalle que puedas de lo que ves. Tal vez has tenido la experiencia de caminar con un niño pequeño que espontáneamente describe detalles que no habías notado. Los niños pequeños tienen poderes agudos de observación porque su intelecto no está sobre activo, tampoco han acumulado cargas excesivas de experiencias pasadas sin resolver y recuerdos que consumen a las mentes adultas. Podemos tratar de ser como niños al observar tantos detalles como sea posible.

La práctica de conciencia plena es fundamental para el éxito en la meditación. Una experiencia común en los principiantes en meditación es que los pensamientos andan por todos lados y el meditador es incapaz de callarlos. Por lo que, en lugar de ser la meditación un estanque apacible, es un mar tormentoso. La habilidad de controlar nuestros pensamientos puede compararse con utilizar un músculo. Para fortalecer un músculo se requiere ejercicio de manera regular. Mientras más lo usamos, más fuerte se vuelve. La habilidad de controlar la mente es lo mismo. Mientras más controlamos nuestros pensamientos, más fuerte se vuelve nuestra habilidad de hacerlo. Si podemos controlar nuestros pensamientos durante nuestras actividades diarias ordinarias, digamos por 8 horas al día, entonces hemos puesto mucho más esfuerzo que lo que ponemos durante una meditación de media hora. Dieciséis veces más ejercicio. Esto definitivamente acelerará la velocidad a la que nos volvemos mejores al controlar nuestros pensamientos.

Nuestra definición de conciencia plena utiliza el término “aquí y ahora” para describir el momento presente. El pasado puede describirse de manera similar como el “allá y entonces” y el futuro como el “donde y cuando”. Muchos individuos, de forma habitual, pasan un tiempo considerable pensando acerca del pasado y futuro, pensamientos que resultan en ningún positivo. Estos viajes al “allá y entonces” y el “donde y cuando” son una pérdida de energía mental e incrementa nuestro nivel de preocupación y estrés. Tales pensamientos son contraproducentes para estar presentes en el “aquí y ahora”.

Gurudeva dio una práctica útil para reducir este jalón hacia el pasado y futuro: “Es fácil vivir en el aquí y ahora si trabajas contigo un poco cada día y te concentras en lo que estás haciendo en cada momento. Para comenzar a trabajar hacia establecerte en el eterno ahora, primero limita el tiempo y espacio al no pensar acerca, o discutir eventos, que pasaron hace más de 4 días o que pasarán en más de 4 días en el futuro. Esto mantiene la conciencia controlada, enfocada. Está atento. Pregúntate “¿Estoy completamente consciente de mi mismo y de lo que estoy haciendo ahora mismo?”.

Luego lleva el ejercicio a un nivel más profundo. “Una vez que hayas ganado un poco de control de la conciencia de esta manera, trata sentarte en silencio cada día y solamente sé. No pienses. No planees. No recuerdes. Solo siéntate y permanece en el ahora. No es tan simple como suena, ya que estamos acostumbrados a la novedad y la actividad constante de la mente y no a la simplicidad de ser. Solo siéntate y sé la energía de tu columna y cabeza… No pienses acerca de ayer o mañana. No existen, excepto en tu habilidad de reconstruir tus ayeres y de crear tus mañanas. Ahora es el único momento”.

El sentarse quieto en el momento presente puede sintonizarnos con la parte más profunda de nuestra naturaleza, nuestra intuición. Durante esos momentos tranquilos, podemos tener revelaciones intuitivas, como el ver claramente patrones en nuestra vida y en la vida de otros. Por ejemplo, podemos encontrar que al tomar un nuevo proyecto lo hacemos con gran entusiasmo, pero tan pronto como encontramos el primer gran obstáculo nos volvemos negativos y nos rendimos. Armados con este descubrimiento, podemos trabajar en crear un nuevo hábito de perseverar en nuestros esfuerzos cuando afrontamos obstáculos. El sentarnos en silencio, en contacto con nuestra naturaleza intuitiva y del alma, también tiene el beneficio de sentirse en paz con nosotros mismos, más contentos con nuestra situación en la vida y con mayor aceptación de las experiencias que estamos pasando. Liberados del pasado, sin perturbarnos por el futuro, vivimos en la seguridad del presente, el eterno ahora.

Rishi Patanjali en los Yoga Sutras define el yoga como el control de las actividades mentales. Esto usualmente se considera como una disciplina que solo aplica durante la meditación. El concepto tradicional hindú es que la conciencia plena se expande para incluir el control de los movimientos de la mente durante nuestras actividades diarias. Claramente, entre más estemos en conciencia plena, más fácil es callar la mente durante la meditación, lo que llevará a experiencias profundas en nuestra naturaleza intuitiva del alma.

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